Ayn Rand
A pesar de la monotonía del blanco y negro, la formalidad social de los 40 y el romanticismo de los besos de vampiro, creo que es una película divertida e interesante que te engancha y te hace ser parte de la historia. Howard Roark (Gary Cooper), personaje inspirado en el arquitecto americano Frank Lloyd Wright, es un arquitecto soberbio y vanguardista que intenta mantener su individualismo y creatividad a partir de la firmeza en sus decisiones y la constancia en la creación de sus proyectos sin dejarse influenciar por las corrientes arquitectónicas del momento y mucho menos dejándose corromper por razones económicas, el brillo del éxito o la grandeza del poder. Por ello, él decide seguir siempre adelante siendo fiel a sus principios e ideas sin importar la opinión social, los acomodados gustos de las masas y las aburridas y estilizadas formas de los antiguos estilos, haciendo caso omiso de las exigencias de los grupos burgueses y guiándose únicamente de su propia conciencia aunque eso le costara vivir una vida de precariedad material, o aún peor, el no llegar jamás a construir su propio proyecto.
Su creatividad y orgullo unidos a su incorrompible moral nos enseñan como una persona con la confianza de creer en si misma y la capacidad de ver mucho más allá de lo que existe consigue llegar a partir del esfuerzo, la imaginación y el trabajo, no solo hasta donde se lo propone, sino que puede generar un giro en la ideología social.
No hay comentarios:
Publicar un comentario