lunes, 8 de marzo de 2010

El Manantial "The fountainhead"


"El hombre (cada hombre) es un fin en sí mismo, no el medio para los fines de otros. Debe existir por su propio esfuerzo, sin sacrificarse a otros ni sacrificar a otros para si mismo. La búsqueda de su propio interés racional y de su propia felicidad es el más alto propósito moral de su vida."
Ayn Rand
A pesar de la monotonía del blanco y negro, la formalidad social de los 40 y el romanticismo de los besos de vampiro, creo que es una película divertida e interesante que te engancha y te hace ser parte de la historia. Howard Roark (Gary Cooper), personaje inspirado en el arquitecto americano Frank Lloyd Wright, es un arquitecto soberbio y vanguardista que intenta mantener su individualismo y creatividad a partir de la firmeza en sus decisiones y la constancia en la creación de sus proyectos sin dejarse influenciar por las corrientes arquitectónicas del momento y mucho menos dejándose corromper por razones económicas, el brillo del éxito o la grandeza del poder. Por ello, él decide seguir siempre adelante siendo fiel a sus principios e ideas sin importar la opinión social, los acomodados gustos de las masas y las aburridas y estilizadas formas de los antiguos estilos, haciendo caso omiso de las exigencias de los grupos burgueses y guiándose únicamente de su propia conciencia aunque eso le costara vivir una vida de precariedad material, o aún peor, el no llegar jamás a construir su propio proyecto.
Su creatividad y orgullo unidos a su incorrompible moral nos enseñan como una persona con la confianza de creer en si misma y la capacidad de ver mucho más allá de lo que existe consigue llegar a partir del esfuerzo, la imaginación y el trabajo, no solo hasta donde se lo propone, sino que puede generar un giro en la ideología social.

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